Cuando el apego interfiere en la pareja
- Wanda Bennasar
- 6 nov
- 4 Min. de lectura
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El eco de la infancia en el amor adulto
Las relaciones de pareja no comienzan el día que conocemos a alguien. Comienzan mucho antes, en la infancia, cuando nuestro cerebro y nuestro cuerpo aprendieron qué esperar del amor, de la cercanía y del vínculo.
John Bowlby (1988), padre de la 👉 teoría del apego, planteó que las experiencias tempranas con los cuidadores forman modelos internos de trabajo: mapas inconscientes que guían cómo percibimos el amor y cómo actuamos en las relaciones.
Si en la infancia el amor fue seguro y consistente, nuestro mapa nos dirá “el amor es un lugar al que puedo regresar y confiar”. Pero si el amor fue impredecible, frío o confuso, ese mapa se vuelve una brújula descompuesta que, ya de adultos, nos lleva a repetir dinámicas de dolor conocidas.
Las heridas de apego son, en esencia, heridas relacionales: no se produjeron en soledad, y por eso 💕solo pueden sanarse en relación, a través de experiencias nuevas que reescriban la historia emocional del cuerpo.
Te cuento más de este artículo en el video de hoy ⬇️
Cuando el trauma elige por nosotros
El trauma de apego no solo influye en cómo amamos, también 👉 a quién amamos.
Como explica la terapeuta Sue Johnson (2008), “el amor adulto es un vínculo de apego; cuando sentimos amenaza o desconexión, se activan los mismos sistemas emocionales que en el niño que busca a su madre”.
Así, quienes crecieron con apego ansioso tienden a buscar parejas que confirmen la sensación de estar en peligro de abandono. Necesitan cercanía, pero temen perderla, y su ansiedad puede llevarlos a sobreproteger, controlar o exigir atención constante.
Por el contrario, quienes desarrollaron apego evitativo aprendieron que mostrar necesidad era peligroso. De adultos pueden parecer autosuficientes, pero debajo hay miedo a depender o a ser heridos. Su defensa es el distanciamiento.
Y quienes vivieron apego desorganizado —mezcla de búsqueda y miedo al vínculo— suelen sentirse atrapados entre el deseo de intimidad y el pánico a ser dañados. Es el “te necesito, pero te rechazo” que produce tanta confusión en las relaciones. (Main & Solomon, 1990).
El cuerpo también recuerda
El trauma de apego no se guarda solo en la mente. Como describe Bessel van der Kolk (2014), el cuerpo conserva las memorias emocionales de abandono, rechazo y miedo.
Una simple discusión de pareja puede reactivar la misma respuesta fisiológica que tuvo un niño cuando fue ignorado o castigado: 💥taquicardia, rigidez, o disociación emocional.
Por eso, en la pareja, muchas veces no reaccionamos al presente, sino al pasado. Nuestra pareja dice algo, pero el cuerpo escucha la voz de mamá o papá. El sistema nervioso no distingue entre el peligro real y el emocional.
Claves para transformar el patrón
Sanar no significa eliminar los patrones, sino aprender a reconocerlos a tiempo y responder desde el adulto presente, no desde el niño herido. A continuación, tres pasos prácticos para comenzar:
1. Observar sin juzgar
Cuando te sientas activado o reactivo con tu pareja, detente y observa qué parte de ti está hablando. Pregúntate:
¿Qué estoy sintiendo realmente?
¿Qué me recuerda esto?
¿Qué necesitaría mi “niño(a)” en este momento?
Nombrar la emoción disminuye la activación fisiológica (Siegel, 2010). A veces no necesitas resolver el conflicto, solo reconocer que estás reviviendo algo antiguo.
2. Crear seguridad interna antes de buscarla afuera
No podemos construir seguridad relacional si internamente seguimos sintiéndonos en peligro.Practica ejercicios de autorregulación:
Respiraciones profundas y lentas, enfocándote en la exhalación.
Colocar una mano sobre el pecho y decirte: “Estoy a salvo ahora”.
Grounding: mirar a tu alrededor y nombrar cinco cosas que ves.
Estas prácticas ayudan al sistema nervioso a regresar al presente, para poder responder desde la calma en lugar del miedo.
3. Elegir desde la conciencia, no desde la herida
Con el tiempo, empieza a notar qué tipo de vínculos te atraen.¿Buscas intensidad o estabilidad? ¿Sientes paz o ansiedad cuando alguien te trata bien? Si la bondad te incomoda, probablemente estés sanando. La calma puede sentirse extraña al principio, pero es el nuevo lenguaje del amor seguro.
Del amor reactivo al amor reparador
El trabajo de sanar el apego en la pareja no consiste en encontrar a la persona “correcta”, sino en convertirte tú en una base segura para ti mismo.
Cuando aprendes a reconocer tus heridas, a cuidar tu sistema nervioso y a comunicar tus necesidades sin culpa, empiezas a crear una nueva experiencia relacional: un amor que no repite el pasado, sino que lo repara.
Como dice Peter Levine (2010): “El trauma no es lo que nos pasó, sino lo que quedó atascado dentro de nosotros por falta de acompañamiento”. Y en una relación consciente, ese acompañamiento —presente, empático, compasivo— se convierte en la vía más profunda de sanación.
Wanda Bennasar
Psicóloga Clínica y Psicoterapeuta Sistémica y de Trauma (EMDR)
Contacto: wbennasar@gmail.com / +507 6679-2006 (Panamá)
Instagram: @psic.wandabennasar
Youtube: Psicoterapia de Bolsillo
Referencias
Bowlby, J. (1988). A Secure Base: Parent-Child Attachment and Healthy Human Development. Basic Books.
Main, M., & Solomon, J. (1990). Procedures for identifying infants as disorganized/disoriented during the Ainsworth Strange Situation. University of Chicago Press.
Johnson, S. (2008). Hold Me Tight: Seven Conversations for a Lifetime of Love. Little, Brown and Company.
van der Kolk, B. (2014). The Body Keeps the Score. Viking.
Siegel, D. J. (2010). The Mindful Therapist. W. W. Norton & Company.
Levine, P. (2010). In an Unspoken Voice: How the Body Releases Trauma and Restores Goodness. North Atlantic Books.







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